lunes, 28 de febrero de 2011

Política Indígena de Gobierno: un año de desmantelamiento

Política Indígena de Gobierno: un año de desmantelamiento

Dos han sido los principales instrumentos de gestión política indígena del Gobierno en su primer año: un destornillador y alicate. Como los niños curiosos e inquietos han tomado el desatornillador para comenzar a desmantelar el juguete pero, como suele suceder, ahora no saben cómo volverlo a armar ni qué hacer con las piezas que le sobran, salvo botarlas. Se olvidaron de sus propios anuncios de campaña, de su programa de gobierno y se agobian en explicar el desmantelamiento como etapa previa del rearmado de un vehículo nuevo que nadie del equipo de Gobierno es capaz de explicar en qué consiste.
La evaluación del primer año de gestión de política indígena del gobierno de Piñera es paupérrima. Pasemos revista a sus principales hitos: mantuvo la política represiva en las comunidades mapuche, continuó con allanamientos y persecución a los líderes de las movilizaciones por recuperación territorial. Utilizó la violencia en el desalojo de familias rapanui que ocupaban terrenos que reclaman su restitución; incumplió los compromisos adquiridos con los presos mapuches para poner fin a su huelga de hambre y la trasgresión al debido proceso continúa por parte de la Fiscalía y los persecutores. En materias administrativas, dejo de invertir más de 75  millones de dólares por la no ejecución del Fondo de Tierras de la Conadi, desconoció el compromiso de compra de tierras a 115 comunidades mapuche  y anunció la no realización de la tercera fase del Programa Orígenes y su cierre en el 2011. En el área pública despidió a más 150 funcionarios, en su mayoría indígenas. Trasgredió el Convenio 169 de la OIT con consultas parciales,  maliciosas y cuestionadas por las organizaciones indígenas, desatendió sus propios anuncios; dio y quitó urgencia a un proyecto inconsulto de reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas y faltó, incluso, a sus propios compromisos de campaña de fortalecer una política indígena urbana.
Revisemos la evaluación del propio Gobierno sobre lo que se hizo en el primer año de gestión, en voz de su encargado Sebastián Donoso, ellos habrían vivido un año para “ordenar la casa” y establecer cinco ejes de gestión, a saber: 1) fomento cultural; 2) perfeccionamiento de mecanismos de entrega de tierras; 3) reestructuración de la institucionalidad; 4) instalación de procesos de participación y 5) un enfoque integral desarrollo indígena.
En cada uno de ellos señala logros como los siguientes, en el mismo orden: un instructivo presidencial para incluir  autoridades indígenas en actos oficiales;  perfección de mecanismos de entrega de tierras , en particular, 753 subsidio individuales de adquisición de tierras acompañada de un apoyo  productivo de Indap; creación consejo asesor de ministros para asuntos indígenas; procesos de participación con 19 mesas de Diálogo con el Pueblo Mapuche; procesos de consulta indígena de acuerdo al Convenio 169 de la OIT y la adopción de un enfoque integral respecto del desarrollo de los pueblos originarios.
En suma, una serie de gestiones aisladas e inconsistentes; cuestionadas por los propios pueblos por intrascendentes y maliciosas.  Gestiones, que en el proceso de desmantelamiento de lo existente, ni siquiera se detiene a observar sus propios anuncios y compromisos de campaña.

En el Programa de Gobierno de Piñera y la Derecha se anunciaban cuatro ejes principales:
1.     Dejar atrás una política indígena eminentemente ruralizante (sic) para avanzar hacia una política integral, con un Fondo de Desarrollo que reforzaría proyectos de organizaciones indígenas urbanas y distribución según  densidad demográfica indígena.
2.     Eliminar de la actual política los instrumentos discrecionales de entrega de tierras y nuevos instrumentos de reconocimiento en áreas como educación, capacitación, emprendimiento, vivienda y pensiones.
3.     Oficinas de Asuntos Indígenas en comunas con asignación de recursos de fondos indígenas.
4.     Evaluación completa y sistemática de los resultados que ha tenido el programa de Educación Intercultural Bilingüe y un Centro Bicentenario de Fomento de las Culturas Indígenas.

Como se aprecia el 90/100 de los anuncios se encuentra olvidado, entrampado en el desconocimiento e inconsistencia de la nueva forma de gestión.  El gobierno de derecha ni siquiera ha cumplido con sus propios anuncios, embobado en la destrucción y desarme de lo que los pueblos indígenas consiguieron en sucesivos esfuerzos políticos a lo largo de los años de transición democrática..

En menos de un año, la Derecha ha vuelto a demostrar, su vocación de disminuir y anular los derechos conquistados por los pueblos indígenas en Chile. Todo hace augurar que tanto la antigua como la nueva derecha profundizarán los desequilibrios democráticos, promoviendo políticas regresivas en lo social, conservadoras en lo cultural y  destructivas de los derechos fundamentales de los pueblos indígenas.
Es previsible que en este segundo año de gestión, el gobierno de la Derecha   mantendrá fuera de las decisiones nacionales a los pueblos originarios, reprimirá todo intento de protesta social, detendrá el avance de reconocimiento de derechos  y desmantelará la débil política pública de mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos indígenas que se había logrado sostener.

Fernando Quilaleo
Periodista
Febrero 27/2011
20.45 hrs.